“Salí del clóset para defender a los gay”


RELATO:

Este abogado dice que fue discriminado por su condición cuando quiso ser sacerdote. “Mi confesión fue importante para contribuir a un proceso de cambio, muchos piensan que los gay somos amanerados y las lesbianas, machas”. Por Humberto Rincón Perfetti. Especial para El Pais
Hoy, a mis 47 años, no me interesa saber si me hice o si nací homosexual. Eso no es lo importante. Sólo puedo decir que desde niño supe que me gustaban los hombres. Claro que, desde pequeño, entendí la dificultad que implicaba el que me gustaran personas del mismo sexo. Sin embargo, en la casa nunca fui objeto de reproches. No crecí despreciando lo que soy. Soy el mayor de tres hijos de un matrimonio católico, en donde se nos dio la libertad para que cada uno hiciera su vida. A los 16 años todavía no se me notaba mi gusto sexual y vivía metido en grupos carismáticos, de oración y de ayuda social. Mi infancia transcurrió normalmente hasta que decidí hacerme sacerdote e ingresé a la comunidad de los Dominicos. Apenas estuve tres meses, porque, durante el proceso de instrucción general, el padre formador insistía en que un homosexual no podía estar ahí. Se lo conté a la persona que me había llevado a la comunidad. Me aconsejó que fuera a ver un psiquiatra, pero el especialista no me garantizó que dejaría de ser homosexual. Tras varias sesiones, comprendí que mi homosexualidad era legítima, que era hijo de Dios y que él me amaba así. Por ello, renuncié al sacerdocio. En cambio, muchos de mis compañeros homosexuales se convirtieron en sacerdotes, al cabo del tiempo me los encontré en bares gay. Ahí, entendí lo que es la doble moral. cambio de rumbo. Decidí estudiar derecho en la Universidad Militar Nueva Granada, de Bogotá, pues mi padre trabajaba en la Fuerza Aérea y los hijos de los funcionarios teníamos derecho a un descuento. Como allí sólo se estudia de noche, me puse a trabajar en un juzgado. Una vez, un compañero, para avergonzarme, gritó en público que yo era un homosexual declarado, a lo que no respondí, porque era cierto. Sin embargo, no había salido del clóset, pues dependía de mi familia y no tenía autonomía sobre mí. El tema no se tocaba en casa y cuando tenía parejas, las mantenía al margen de mi familia y de mi vida social. Recuerdo que a los 21 años tuve un noviazgo con un hombre que también había intentado ser sacerdote, pero no conocíamos amigos gay y digamos que la cosa era secreta.
Tal vez, si hubiera dicho que era homosexual, no hubiera terminado mis estudios. Pero, con el tiempo, una amiga activista de derechos humanos, Amanda Romero, me hizo caer en cuenta de que aquello que no hiciera por mí y por mi comunidad, no lo iba a hacer nadie. Al terminar la universidad, me involucré como homosexual activista y empecé a llevar casos de pacientes con sida. Luego, fui a Naciones Unidas a presentar casos de violación de derechos humanos en Colombia. Y, en una audiencia en la que se evaluaba si el país estaba cumpliendo con el pacto internacional de derechos civiles y políticos, hablé en nombre de mi gente. enfrentar la realidad. En ese momento, creí necesario confesarle a mi familia mi condición homosexual. Una de mis hermanas me dijo: “eso lo hemos sabido desde siempre y aquís no va a pasar ni a cambiar nada porque nos lo contaste”. Esa confesión, esa salida del clóset, me permitió dar el salto para ser una persona pública. Fue importante para contribuir a un proceso de cambio, pues mucha gente piensa que los gay somos personas amaneradas y de peluquería, y las lesbianas, machas y camioneras. No obstante, puedo decir que soy una persona privilegiada: conté siempre con el respaldo de mi familia, no me tuve que refugiar en las drogas o el licor, no tuve conflictos con mi identidad sexual y, además, dirijo una oficina de abogados especializada en derechos humanos. El primer proceso que llevé, en 1992, fue por un proyecto de comercial de Tv. en el que aparecían dos hombres besándose en la Plaza de Bolívar, y cuyo fin era prevenir el VIH. Presenté varias tutelas de homosexuales alegando discriminación. La Corte Constitucional dijo que no era el mecanismo idóneo, pero hizo una importante jurisprudencia sobre el derecho a la igualdad. Logramos que el comercial no saliera al aire. Después fui llamado por la senadora Piedad Córdoba para hacer proyectos de ley sobre el tema. El primero era como el mundo perfecto de los ‘gay’: cubría educación, salud, asuntos migratorios, herencia, seguridad social y patrimonio. Y, aunque fue archivado, se cambió la lógica del debate homosexual, se sacó de la cama y pasó al plano académico. mi vida. Afectivamente, estoy fascinado con David Alen, un canadiense. Estamos mirando un proyecto de vida a mediano y largo plazo, que se sale del modelo de relación convencional. Tenemos cosas en común. Por ejemplo compartimos la misma visión acerca del derecho a morir dignamente, no somos religiosos y llevamos una relación con base en nuestra distancia y límites actuales.

1 comentario:

SeSaViles dijo...

German Rincón es Abogado egresado de la Universidad Militar Nueva Granada con especialización en Derechos Humanos y actuaciones en este campo ante diferentes entes judiciales, la Corte Constitucional de Colombia y el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. Premio Excelencia Académica como docente en la Universidad Manuela Beltrán, Catedrático y destacado conferencista en temas de Salud y Seguridad Social en temas como Participación Ciudadana y veedurías en salud, copagos y cuotas moderadoras, obtención de medicamentos que no están el POS, como cambiarse de EPS o ARS, historias clínicas, consentimiento informado, derechos de los pacientes con enfermedades de alto costo, afiliación al sistema de seguridad social, entre otros.

Columnista del periódico Registro Médico y de la Revista INdetectable. Fundador y Director del boletín electrónico del Proyecto Agenda y del Boletín de la Red Hispana de Derechos Humanos en vih - sida y minorías sexuales. Fue director del Departamento de Derechos Humanos y Asuntos Legales de la Liga de Lucha contra el Sida, Asesor de la Asociación Nacional de Trasplantados, tallerista de la Asociación Nacional de Hemato-oncología y del Colegio Médico de Cundinamarca.

Crítico constante del Sistema General de Seguridad Social en Salud. Su valiosa participación ha propiciado entre otras la Declaración Latinoamericana de Cali sobre vih - sida, la Declaración Forum 2000 (Río de Janeiro) sobre el acceso universal de medicamentos para personas viviendo con esta misma patología y la Declaración de Río de Janeiro sobre medicamentos en el 2001.

Dentro de sus logros profesionales se destacan la presentación de acciones populares, más de 6.000 derechos de petición, mas de 400 tutelas de manera directa, y más de 7.000 asesorías para la presentación de acciones contra las Empresas Promotoras y Prestadoras de Servicios de Salud, ARS y Secretarías de Salud para atención a población vinculada. Lo anterior ha permitido la atención integral por parte del Sistema de Salud, traducidas en: tratamientos adecuados, entrega permanente y oportuna de medicamentos, atención y realización de exámenes y diagnósticos.

También ha desarrollado acciones y asesorías en la obtención de medicamentos en otros países a través de acciones realizadas dentro de cada Estado y ante organismos internacionales de derechos humanos.

Esta persona es solo un caso de muchas otras, que no se deciden a “salir del closet”; el toda su vida estuvo mostrándose ante los demás como un hombre con miedo a que lo rechazara la sociedad. Pero no muchas personas tienen el valor de dar a conocer a los demás su verdad, German Rincón decide hacerlo. Cuando él decide hacer parte de la Iglesia entregándose en cuerpo y alma a Dios, es rechazado por su condición sexual.

En conclusión puedo decir que la iglesia quien es la defensora de los derechos humanos mundialmente no estaría respetando el derecho a la libre expresión, discriminando a una persona solamente por gustarle a otros seres humanos de su mismo sexo.